脡rase una vez un conejo llamado Orejas Largas. Un d铆a, andaba brincando felizmente por el campo cuando, de pronto, escuch贸 un ruido detr谩s de los 谩rboles. Curioso, camin贸 muy lentamente hacia los arbustos, procurando no hacer ruido. Al asomarse, vio a una vaca que estaba sola y parec铆a muy triste.
Orejas Largas se acerc贸 con cuidado y le pregunt贸:
—Hola, ¿c贸mo est谩s? Veo que est谩s sola y te noto muy triste. ¿C贸mo te llamas?
La vaca respondi贸 con un suspiro:
—Hola, me llamo Mari. Estoy triste porque estoy perdida. Mi due帽o, Memo, me perdi贸 y no puedo encontrar a mi manada. ¿T煤 podr铆as ayudarme a regresar a casa? Por cierto, ¿c贸mo te llamas?
—Me llamo Orejas Largas —contest贸 el conejo—. Claro que te ayudar茅. No soy tan grande como t煤, pero ver茅 c贸mo hacerlo. No llores, mejor trata de recordar por d贸nde pasaste.
Mari pens贸 un momento y dijo:
—Recuerdo que pasamos por detr谩s de una cueva muy grande y profunda.
—¿Pasaste por las minas, donde los humanos excavan con m谩quinas? —pregunt贸 el conejo.
—¡Exacto! Tambi茅n cruzamos por una cascada muy alta, de m谩s de diez metros —afirm贸 Mari.
—Est谩 bien —dijo Orejas Largas—. S铆gueme, vamos rumbo a tu hogar.
Mientras caminaban, iban platicando. A mitad del camino, se encontraron con la coneja Chata, una amiga de Orejas Largas. Ella les advirti贸:
—¡Hola, Orejas Largas! ¿A d贸nde vas? Ten cuidado, han empezado a talar los 谩rboles del campo y est谩n cerrando el camino hacia la colina.
—Voy a ayudar a mi amiga Mari a regresar a su casa, est谩 perdida —respondi贸 Orejas Largas.
—¿Puedo ir con ustedes? ¡Anda, di que s铆, por favor! —pidi贸 Chata.
—Est谩 bien, vamos juntos —acept贸 el conejo.
Siguieron caminando y tomaron otro camino para llegar al establo. Durante el trayecto, cruzaron grandes pastizales. Mari, feliz, iba comiendo pasto sin darse cuenta de que, entre la hierba alta, se escond铆a una culebra. De pronto, la serpiente la pic贸 y Mari comenz贸 a sentirse muy mal.
El conejo y la coneja se asustaron mucho y salieron en busca de ayuda, pues el sol comenzaba a ocultarse. A lo lejos, vieron a Dormil贸n, un borreguito sin hogar que viv铆a en el campo. Le contaron lo sucedido y Dormil贸n corri贸 a recoger unas flores moradas de un matorral cercano, justo donde la culebra hab铆a picado a Mari.
Pasaron la noche cuid谩ndola. Al amanecer, cuando el sol empezaba a salir, Mari ya se sent铆a mejor. Retomaron el camino con esperanza, hasta que, de pronto, escucharon un ruido detr谩s de unos arbustos. Se ve铆a una silueta... ¡era Memo, su due帽o! Hab铆a salido a buscarla.
Mari y el conejo Orejas Largas brincaron de alegr铆a. ¡Iba a volver a su hogar con su due帽o y su manada! Con un fuerte "¡Muuuuuuu!", Mari le dio las gracias al conejo, a la coneja Chata y al borreguito Dormil贸n, quien la hab铆a curado con las flores del campo.
Mari se march贸 feliz, y Orejas Largas y Chata regresaron contentos a sus madrigueras.
Color铆n colorado, este cuento se ha acabado. 馃悇
Autora: Emily Yamileth Aguilar
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