Érase una vez una rana que vivía en una alcantarilla durante cinco años.
Un día, una niña paseaba con su mamá y vio a la rana.
—Mamá, mira, hay una rana ahí —dijo la niña.
Pero su mamá no vio nada y le respondió:
—No hay nada, estás viendo cosas extrañas.
La niña se puso a llorar y le insistió:
—Te digo que hay una rana.
Luego se fueron a casa, y la niña le contó a su papá lo que había visto.
—Ven, vamos por la rana —le dijo el papá.
La mamá se enojó un poco, pero la niña estaba feliz con su rana.
Autora: Julieta Vaitiare Téllez Fernández
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